Xabier Casal, nuestro querido profesor, siempre nos hablaba de un curso en un pueblo perdido en medio de Alemania donde podías jugar al futbolín con el Cuarteto Casals y, de paso, aprender como en ningún otro lugar sobre la música de cámara. Ese pueblo se llama Weikersheim, y allí hemos pasado 10 intensos días como participantes de la 69ª edición del Jeunesses Musicales International Chamber Music Campus. Ha sido una experiencia inolvidable en la que hemos conocido personas y artistas únicos. ¡En este artículo os contamos los detalles de este nuevo capítulo Lítore!
Parece que ya se ha convertido en tradición: un buen encuentro siempre comienza con una odisea para llegar al lugar de destino. El día 4 de septiembre comenzaban nuestros viajes desde Tomiño, Molins de Rei, Helsinki y Zürich. Después de unas horas de vuelo llegábamos a Alemania divididos entre graves y agudos: Sira y Jaime a Frankfurt, y Miquel y Hugo a Stuttgart. Ahora solamente nos faltaba coger unas cuantas conexiones de tren hasta nuestro destino final: Weikersheim. Este pueblo de cuento, de menos de 8000 habitantes y situado en la región de Baden-Wüttemberg en Alemania, acogió entre sus históricas calles y edificios la 69ª edición de este curso organizado por Jeunesses Musicales Deutschland. En esta ocasión, compartimos la experiencia con otros 19 grupos, entre ellos nuestros compañeros del cuarteto de saxofones Osimun Quartet, el trío de saxofones A-Delta, el quinteto de metales KamBrass, 3 tríos de piano, violín y cello y 13 cuartetos de cuerda.
Durante todos esos días, dormimos y comimos en una residencia de la propia institución de Jeunesses Musicales Deutschland. Durante ciertos días, compartimos las instalaciones con otros grupos de músicos, aunque contábamos con nuestras propias habitaciones para dos o tres personas. Las comidas eran abundantes y podías repetir las veces que quisieras, y aunque unos días la calidad era mejor que otros, el servicio y la variedad fueron muy buenos en general. ¡Hasta las tazas y los platos tenían el logo de Juventudes Musicales! Nos sentimos muy cómodos viviendo allí durante esas semanas, y también sorprendidos de que en el pueblo haya unas instalaciones tan buenas exclusivamente para acoger residencias musicales.
Cada día contábamos con 3 horas de reserva de un aula para ensayar. Lo mejor de todo es que lo hacíamos en el increíble castillo de Weikersheim, el cual tiene una parte acondicionada para la actividad musical con numerosas aulas, pianos de cola y salas de concierto. Del alojamiento al castillo simplemente teníamos que andar 5 minutos. No había excusas: ¡era un entorno ideal para ensayar y aprender al máximo! Y así lo hicimos.
Cada día por la mañana o a primera hora de la tarde, cada grupo tenía una clase de 1 hora y 30 minutos con uno de los profesores del curso. En esta edición, pudimos aprender de Arnau, Abel, Vera y Cristina, del Cuarteto Casals; Angelika Merkle, pianista; Gregor Sigl, del Cuarteto Artemis; y Heime Müller, director artístico del curso. El primer día, después de llegar de nuestro largo viaje, todos los grupos tuvimos que tocar 10 minutos. Este pequeño concierto interno sirvió para que los profesores escogieran las agrupaciones con las que querían trabajar, ya que cada uno imparte clase al mismo grupo durante 3 días seguidos. En nuestro caso, tuvimos el placer de trabajar con Arnau Tomàs, violoncello del Cuarteto Casals; Cristina Cordero, viola del Cuarteto Casals; y la pianista alemana Angelika Merkle. ¡Muchas gracias por compartir vuestra experiencia y darnos interesantísimas ideas desde la óptica de los instrumentos de cuerda!
Después de mucho tiempo, por fin tuvimos la oportunidad de sentarnos a trabajar el repertorio con calma y pasar las 24 horas juntos. Profundizamos en el Cuarteto para Saxofones Op. 109 de Alexander Glazunov, el Cuarteto de Cuerda Op. 20 no. 5 de Joseph Haydn y los Fantasy Etudes de William Albright. Los ensayos fueron intensos pero muy productivos, y pudimos alcanzar un nivel de trabajo en el detalle que nos ha venido muy bien para afrontar futuros proyectos. También aprendimos un montón escuchando a nuestros compañeros, grupos de altísimo nivel, y asistiendo a algunas de sus clases.
En este entorno idílico y en una de las salas más bonitas del castillo, la Rittersaal, el día 7 de septiembre asistimos al concierto del Cuarteto Casals, que demostraron porqué son uno de los mejores cuartetos de cuerda del mundo. Días más tarde contamos con otras actividades adicionales, como la charla de la manager Sonia Simmenauer y las sesiones de yoga con la oboísta Mirjam Budday.
Una de las mejores cosas del curso fue la organización. Todos los días había más que suficiente tiempo para aprender, ensayar y descansar. Por las noches, nos reuníamos en la bodega del castillo para tomar algo y echar unas partidas al futbolín y al billar. Allí podíamos hacer todo el ruido que quisiéramos, los precios eran muy baratos y podíamos alargar la noche indefinidamente. Sin duda, este espacio fue esencial para conocer a todos los compañeros y relajarnos tras las horas de trabajo. Unos días incluso hubo un torneo de futbolín y otro, un karaoke. ¡Gracias a Alisia y a Franka por la excelente planificación!
Esta increíble experiencia puso su punto y final con 3 días de conciertos en los que todos los grupos participantes interpretaron un programa de 15 minutos en 3 lugares diferentes. A nosotros nos tocó viajar a la ciudad de Würzburg el día 13 de septiembre y tocar en la preciosa Toscana-Saal del palacio Residenz Würzburg. Nuestro repertorio fue Pypes, el segundo de los Fantasy Etudes de William Albright; la cuarta variación a la Chopin del segundo movimiento del Cuarteto para Saxofones Op. 109 de Alexander Glazunov; y el tercer movimiento Finale de la misma obra. Recibimos buenas críticas, tanto de compañeros como de los profesores, especialmente sobre nuestra performance de la obra de Albright.
Tras tocar, Sira se fue corriendo a la parada de bus camino a Zürich, y el resto del cuarteto nos quedamos hasta el domingo para aprovechar el último día de curso y la fiesta final. El domingo 15, cogíamos nuestro vuelo de vuelta a la rutina, cansados, pensando ya en la próxima aventura.
No podemos olvidar dar las gracias a Oriol, Maria, Joan, Xavier y Guillem (KamBrass Quintet) y a Álvaro, Miguel y María (A-Delta Trío), por vuestra cercanía y cariño. Ha sido un enorme placer conoceros más profundamente y comprobar que no solamente sois grandes músicos, sino grandes personas. ¡Hasta pronto!
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